Tras una reunión privada, los jefes de las fuerzas armadas manifiestan la «conveniencia personal e institucional» de que Pinochet sea el candidato en el referéndum del 5 de octubre próximo. Pese a que no sorprende a nadie, la indignación social aumenta las protestas y represión en las calles. Durante este período, el dictador deja el uniforme y se viste de traje.